domingo, 28 de septiembre de 2008

De poetas y musas

Canción fantasma

Despierta.
Sacúdete los sueños de tu pelo
Mi preciosa y dulce niña.
Elige el día y el signo para tu día
El día es divino.
La primera cosa que ves.

Una inmensa y radiante playa en una bonita y adorada luna
Parejas desnudas corren por sus tranquilos lados
Y reímos como dulces, locos niños
Inmersos en la lana confusa de la mente infantil
La música y las voces giran a nuestro alrededor.

Eligen su antiguo cantar
Tu tiempo ha regresado
Elige ahora, su dulce canto
Debajo de la luna
Junto al lago antiguo.

Entra otra vez en el dulce bosque
Entra en el cálido sueño
Ven con nosotros
Todo está roto y baila.

Jim Morrison

http://es.youtube.com/watch?v=xrxRLps55Bg&feature=related

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Otoño


El músico de pelo de fuego canta las delicias de mi otoño.


La pintura (inconfundible) es Música, de Gustav Klimt

sábado, 20 de septiembre de 2008

La flor de mi secreto


Últimamente anda radio 3 de capa caída. En menos de dos años han desaparecido, al menos, tres programas para mí imprescindibles: el Diario pop, Bulevar y Música es 3. Me esperaba lo de los dos primeros pero no lo de Música es 3, la banda sonora de mi modorra matutina. Además, el programa que han puesto en su lugar me parece sencillamente una tomadura de pelo.


Menos mal que no hay mal que por bien no venga. Mi preferido, el que más años llevo escuchando, Flor de pasión, ha estrenado desde no hace mucho nuevo horario. Hasta este verano se emitía de Lunes a Jueves a la una de la madrugada; ahora lo ponen a las siete de la tarde, un horario que me permite escucharlo a diario sin tener que pasar sueño.


Además, en la antigua franja de emisión de Flor ponen otro programa también estupendo, Islas de Robinson (no puedo parar...!) que estuvo programado durante los fines de semana. Totalmente recomendable.


Mirad qué bien se lo pasa Juan de Pablos, el locutor con la voz más peculiar de toda la radio!!!



jueves, 11 de septiembre de 2008

viernes, 5 de septiembre de 2008

Hielo


Lo fácil es ser de hielo, llorar y escupirlo. Busco plata en la tormenta.


La pintura es Mar de hielo de Caspar David Friedrich.


viernes, 1 de agosto de 2008

Donde los árboles salen de los muros





Oído en la plaza del pueblo: "La poesía es mi Azerbaján" (Priego, 2008)

martes, 29 de julio de 2008

Vade retro


El arte nunca es casto, y habría que mantenerlo alejado de todos los ignorantes inocentes. Si la gente no está preparada para él, no hay que permitir que se acerque. Sí, el arte es peligroso. Si es casto, entonces no es arte.

Pablo Picasso


La escultura es Femme couteau, de Louise Bourgeois



lunes, 28 de julio de 2008

Ad mortem


La vida del artista es la negación del sexo. El arte de la incapacidad de seducir. No soy capaz de hacer que alguien me ame. La ecuación es realmente así: sexo y asesinato, sexo y muerte.
Louise Bourgeois
La pintura es Emma - Desnudo en la escalera (1966) de Gerhard Richter

viernes, 25 de julio de 2008

Críticos


Todos esos papanatas de la burguesía, de cuya boca solo salen palabras como "deshonesto, deshonestidad, honestidad en el arte" y otras sandeces por el estilo, me recuerdan a la Louise Villedieu, una putilla de cinco francos, que me acompañó un día al Louvre, donde nunca había estado. Cuando pasábamos por delante de las estatuas y cuadros inmortales, se ponía colorada, se tapaba el rostro, y me tiraba de la manga, preguntándome cómo se podían exponer al público semejantes barbaridades.
Charles Baudelaire.
El cuadro es Autorretrato, de Christian Schad. Si ampliáis la imagen la chica tiene una cicatriz atravesándole la mejilla absolutamente maravillosa.

lunes, 30 de junio de 2008




En la noche que envuelve


negra como el infierno de un polo a otro


agradezco a los dioses, quienes quiera que sean


mi alma indomable.


H.E.HENLEY

http://es.youtube.com/watch?v=gIpbbwzcRaM

domingo, 29 de junio de 2008

viernes, 27 de junio de 2008

Miedo

Recuerda que no eres un cazador, porque tú mismo has rechazado siempre ese calificativo, y los felinos siguen al verdadero cazador, al olor a miedo y a verga parada que los cazadores auténticos emanan. Tú no eres un cazador. Muchas veces los habitantes de El Idilio hablan de ti llamándote el Cazador, y les respondes que eso no es cierto, porque los cazadores matan para vencer un miedo que los enloquece y los pudre por dentro. ¿Cuántas veces has visto aparecer grupos de individuos afiebrados, bien armados, internándose en la selva? A las pocas semanas reaparecen con fardos de pieles de osos hormigueros, nutrias, mieleros, boas, lagartos, pequeños gatos de monte, pero jamás con los restos de un verdadero contincante como la hembra que esperas. Tú los has visto emborracharse junto a los hatos de pieles para disimular el miedo que les inspira la certeza de saber que el enemigo digno los vio, los olió y los despreció en la inmensidad selvática (...).

¿De dónde vienen todos estos pensamientos? Vamos, Antonio José Bolívar. Viejo. ¿Bajo qué planta se esconden y atacan? ¿Será que el miedo ta ha encontrado y ya nada puedes hacer para esconderte¿ Si es así, entonces los ojos del miedo pueden verte, de la misma manera como tú ves las luces del amanecer entrando por los resquicios de caña.

Luis Selpúlveda, Un viejo que leía novelas de amor

lunes, 16 de junio de 2008

La mano de Onán se queja


Yo soy el sexo de los condenados.

No el juguete de alcoba que economiza vida.

Yo soy la amante de los que no amaron.

Yo soy la esposa de los miserables.

Soy el minuto antes del suicida.

Sola de amor, mas nunca solitaria,

limitada de piel, saco raíces...

Se me llenan de ángeles los dedos,

se me llenan de sexos no tocados.

Me parezco al silencio de los héroes.

No trabajo con carne solamente...

Va más allá de digital mi oficio.

En mi labor hay un obrero alto...

Un Quijote se ahoga entre mis dedos,

una novia también que no se tuvo.

Yo apenas soy violenta intermediaria,

porque también hay verso en mis temblores,

sonrisas que se cuajan en mi tacto,

misas que se derriten sin iglesias,

discursos fracasados que resbalan,

besos que bajan desde el cráneo a un dedo,

toda la tierra suave en un instante.

Es mi carne que huye de mi carne;

horizontes que saco de una gota,

una gota que junta

todos los ríos en mi piel, borrachos;

un goterón que trae

todas las aguas de un ciclón oculto,

todas las venas que prisión dejaron

y suben con un viento de licores

a mojarse de abismo en cada uña,

a sacarme la vida de mi muerte.

Manuel del Cabral, 14 mudos de amor (1962)

jueves, 12 de junio de 2008

Caterina Caselli


La Veritá: he encontrado a mi alma gemela en la pista de baile!!

viernes, 6 de junio de 2008

Leonard Cohen

Llévame por algún sitio en el que todavía no haya estado dije . Él sonrió, subió el volumen de la música y arrancó el coche.

Calles y canciones se sucedían. Él me explicaba qué estaba viendo, me contaba viejas historias sobre los lugares que atravesábamos

aquí, la casa del hombre más rico, fíjate, rodeada de rejas y verdín; allí, el esqueleto de una nave que abandonaron antes de terminarla, nadie sabe por qué, aunque se cuenta que fue un asunto turbio, de palabras malentendidas y dinero que todos querían; la casa que se esconde en esa esquina mal iluminada, sí, la blanca con los zócalos azules, es de una mujer que está loca, siempre sentada en la puerta, una vez la tuvo que despertar un hombre que pasaba por allí, se había quedado dormida en su silla

Casi sin darme cuenta llegamos a una zona muy triste en la que las casas tenían luces de colores. Mujeres tristes se paseaban ante sus puertas y abanicaban su asco y su pena

(mi fe era fuerte pero necesitaba una prueba/ y entonces la vi bañándose en el tejado)

Nunca había estado allí, no en aquel lugar, no en un tiempo en el que la miseria sale a la calle por la que estoy paseando

(nena, he estado aquí antes/ conozco esta habitación / he andado por este suelo)

Pero ¿nadie hace nada? ¡Están paseando por la calle! ¿Por qué no las detienen o las abrazan! Déjame que las mire, que al menos las mire, que no puedo hacer nada, que soy incapaz de hacer algo por ellas, que tengo ahora mismo el corazón más pequeño del mundo

(hice lo mejor que pude, que no era mucho/ no pude sentir, así que intenté alcanzarlo)

HALLELUJAH!!

http://es.youtube.com/watch?v=rf36v0epfmI

lunes, 19 de mayo de 2008

"Ars brevis, vita brevis"

Nació bien, sin problemas. Carolina, mi mujer, no tuvo que hacer absolutamente nada: ya en sus modos de darse a la luz parecía presentar muchos más evos de experiencia en esta vida que nosotros dos. Por eso no nos sorprendió, ni a su madre ni a mí, que naciera con el cabello blanco. Le pusimos Luis por su padre, que soy yo, pero también le podríamos haber puesto cualquier nombre de hombre antiguo y extinguido como Orestes o Agamenón. Y es que verdaderamente mi hijo se nació a él mismo muy viejo, preñadas de canas las mismas pestañas. Pero el caso es que le pusimos Luis. Por mí, que soy su padre.

Nació con el pelo blanco y no sé por qué si su padre, que soy yo, nunca ha tenido pelo y su madre, que es mi mujer, se conserva mejor que ninguna otra mujer de su edad (rojo el cabello, cuyas herederas directas en la última hora serán sogas doradas, nunca carámbanos de nieve). Por su parte, mis sobrinos, que son así, cosas de críos, cuando vienen a casa, siempre lo dicen:

- Luis parece una muerte pequeña.
- Si Luisito tiene el pelo blanco es porque ya vivió demasiado en otra vida.
- El primo Luis recoge tiempos como quien recoge piedras por los parques.

Mis sobrinos, que han nacido todos poetas: cosas de críos.

Carolina y yo, por nuestra parte, hacemos todo lo que está en nuestras manos. Hace un mes, por ejemplo, le compramos a Luis un bastón sobre el que pueda apoyarse cuando por fin aprenda a andar. Le ha gustado mucho, está muy gracioso así, sentadito en el suelo a la par que sus manos se cruzan acariciando el pomo como si fuese un pequeño anciano. Hasta le hemos hecho una foto (el pomo del bastón, blanco como las sombras de una mortaja, va a juego con sus guedejas). De todos modos, la culpa sigue persiguiéndonos: Carolina dice que pusimos poco empeño aquella noche, yo digo que se hizo lo que se pudo y así, entre decir y decir, Luis se nos queda mirando hacia arriba con sus escasos ojso grises alguna que otra vez.

Yo lo quiero y creo que mi mujer también ha llegado a quererlo. Sabemos que va a morir más pronto que tarde: nadie soporta tantas canas sobre tan poca frente durante tanto tiempo. De lo que no estoy tan seguro es del afecto de Luis para con nosotros. Me gusta sentarme en la butaca que me dejó en herencia el abuelo. A menudo, los domingos, me entretiene reconocer vecinos en las esquelas del periódico. En esas circunstancias, mi hijo atraviesa repetidamente el cuarto de estar gateando con su bastón. Como la madera, cilíndrica, le hace daño al rodar en las palmas de las manos, tiene que interrumpir su camino en varias ocasiones. Entonces se yergue sobre sus rodillas, me mira resoplando contra sus pesadas y albas guedejas y frunce el ceño. Después sigue su camino. Yo entonces cierro el periódico y quiero entender que nosotros, Carolina y yo, hemos hecho algo mal, que hemos anunciado algo suyo antes de tiempo, que si sabíamos de antelación que íbamos a dejar tan poco de nosotros sobre él mejor hubiera sido no hacer nacer a nadie y, sobre todo, que a lo mejor le hemos comprado demasiado pronto un bastón a Luis, quien ni siquiera sabe andar y con total seguridad se va ir de esta vida sin poderse valer de su báculo; él, que ni siquiera sabe hablar y va a irse de esta vida sin poder siquiera lamentar, renqueante bajo su copa de invierno, siquiera cómo pasa el tiempo, siquiera.

Fernando Sánchez Calvo, Muertes de andar por casa

jueves, 8 de mayo de 2008

miércoles, 7 de mayo de 2008

Visión de Castilla




Así son las cosas por aquí, áridas y exóticas. Montones de paja enfrentándose a gritos de piedra, familias de vasijas conviviendo con hermosos pavos reales.

Así son las cosas por aquí, o al menos así lo ve el fotógrafo (de nick) isakito. isakito aún no se ha animado a hacerse un blog-fotolog-myspace o similar, pero si alguien quiere ver más imágenes suyas puede hacerlo en este foro de fotografía www.dzoom.org.es/postt25815.html

A mí me gustan especialmente la de la cantera y la de las vasijas. Creo que reproducen muy bien lo que se respira algunas tardes por aquí: el silencio doloroso, la presión en la sien, las ganas de matar al vecino.

viernes, 2 de mayo de 2008

miércoles, 30 de abril de 2008

domingo, 27 de abril de 2008

Cervantes feminista (discurso de Marcela)

Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta a lo lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo dado yo ninguna a Grisóstomo, ni a otro alguno, en fin, ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura (...).

Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este, ni solicito a aquel; ni burlo con uno, ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.

Don Quijote, I parte, capítulo catorce.

lunes, 21 de abril de 2008

Renacimiento


El Renacimiento no es reflejo de un renacer de toda la sociedad en todos sus aspectos (...) El verdadero sentido del término Renacimiento se encuentra únicamente en el terreno de la cultura: es un hecho de cultura, una concepción de la vida y de la realidad, que actúa en las artes, en las letras, en las ciencias y en las costumbres, sin que a este florecimiento cultural le corresponda ningún momento feliz ni en política ni en economía (...).


De hecho, el mundo que se refleja en las grandes obras o en las grandes figuras del primer renacimiento es un mundo más a menudo trágico que alegre (...) más enigmático que límpido y armonioso. Leonardo da Vinci está obsesionado por visiones catastróficas y fija en sus dibujos y descripciones un Universo que muere (...) Maquiavelo es el teórico de una humanidad radicalmente mala, empeñada en una lucha sin piedad y enfrentada siempre a soluciones crueles (...).


La grandeza trágica de Miguel Ángel y el desencantado realismo de Maquiavelo constituyen, más que la gracia mórbida de Rafael o el refinamiento de Castiglione, la expresión emblemática de una civilización que buscaba refugio en el mundo de los cuadros de Botticelli o de los versos de Poliziano, y olvido en la irónica nostalgia de la poesía épica; de un mundo que quería aprovechar la juventud, la alegría, porque no tenía fe en el sombrío porvenir. "Cuán bella es la juventud, esta juventud que se va. Quien quiera ser feliz, séalo; el mañana es inseguro", cantaba Lorenzo el Magnífico.


Helena Puigdomènech

domingo, 13 de abril de 2008

Anoche me convertí ¡Aleluya!

PROFECÍAS BÁSICAS DE LA CREENCIA

"El camino de los Verdaderos Creyentes en el R'N'R pasará por la tierra que les sirve de cónclave a los cuatro puntos cardinales, donde fue plantada la simiente de la Fe"

"Por obligación divina, el camino está en pequeñas y grandes celebraciones místicas donde se baila alrededor de una hoguera de R'N'R en la que se van elevando espíritus de negros y blancos".


http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=136186129

sábado, 12 de abril de 2008

Candy Darling


- Estoy sedienta de cultura... ¿No sabrás algún poema de memoria?

Es este una intervención de los diálogos más geniales que he escuchado últimamente en una película. Se trata de Flesh (Carne), dirigida por Paul Morrisey y producida por Andy Warhol. Es la primera parte de una trilogía integrada además por Trash (Basura) y Heat (Calor). Están rodadas en los 60 y son absolutamente experimentales, rodadas con pocos medios y con muchísima imaginación.

En Flesh, Joe, un chapero neoyorquino, vaga por las calles de la ciudad. Allí se encuentra a un artista que refelxiona sobre el arte griego, a otros chaperos con los que comparte consejos sobre su trabajo, a un amigo suyo al que le quemaron las axilas con un lanzallamas (¿...!).

El diálogo de arriba está sacado de una escena muy divertida y espantosa de la película. Candy Darling y otro travesti hojean y comentan viejas revistas de moda de los años 50. En medio de una conversación tan frívola Candy le espeta a su compañera lo de que está ávida de cultura. Más tarde una tercera chica, que ha estado con Joe durante la conversación sobre belleza, cuenta cómo la violaron añoa atrás.

No puedo decir si la película es buena o es mala, solo puedo decir que a mí me encanta. Los diálogos son geniales y todo es tremendamente exagerado. La mirada de Joe, que es presentado como un ser puro y que no enjuicia ninguna situación, salva de alguna forma a los otros personajes, seres al margen de cualquier convención moral o social, pura carne de cañón para los bienpensantes.

http://es.youtube.com/watch?v=tTUDsikOLQY&feature=related

miércoles, 9 de abril de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

práctica

adolezco de traiciones con punta de buscarte
con los dedos
haciendo cábalas con hueso

te busco en los ojos de una culebra
en las manos de la peste en el salto que hay
entre el grito y la música
en el olor de la matanza

busco una L para llevarla conmigo a la espalda
para decirle a muerte que mi límite
está todavía en prácticas

M. M. Clemente

Un buen plan para mañana por la noche www.degradantetren.blogspot.com

viernes, 28 de marzo de 2008

Mi querida hija Hildegart (II)



Ya desde el embarazo se había sometido Aurora a una serie de cuidados que tendrían como finalidad hacer de su bebé un ser humano en las mejores condiciones físicas; ya se encargaría ella de modelar su mente y su espíritu una vez naciera. Cuando esto ocurre, su vida, como ya había ocurrido con su sobrino Pepito, se volcó en el cuidado y educación de su hija. Una niña que con once meses hablaba, antes de los dos años leía y escribía y que a los cuatro mecanografiaba con bastante soltura. Terminó el bachillerato a los trece años y a los diecisiete ya era abogado y tenía además estudios universitarios de filosofía, literatura y medicina.

Pero si ya resulta llamativo su curriculum escolar todavía más lo hace su vida pública, centrada en lo político y en su labor como una de las más afamadas higienistas del ámbito hispánico. Sobre este último aspecto proponía una serie de medidas relacionadas con la eugenesia que, pese a lo sorprendente que nos puedan parecer, eran compartidas por buena parte de la élite intelectual de la época, como apuntaba antes:

(…) el Estado delegaría en los médicos, que sería quienes dictarían los placeres y prohibiciones de las gentes en pro de una adecuada higiene de la raza. “La eutanasia, que cumple una labor que los padres no han sabido hacer a tiempo, defiende a la sociedad y libera a los seres del dolor”, afirmará Hildegart. Además, habría viveros infantiles, en los que se generaría una raza infinitamente superior a la actual. (…) Y para que el Estado no tuviera gastos innecesarios, no se cuidaría a los seres inferiores porque eso costaría mucho dinero y no reportaría beneficios a la sociedad.

En lo político, en un primer momento (a finales de los años 20 y los primeros años de la República) milita en las filas del Partido Socialista pero cuando tras diversos acontecimientos políticos (Casas Viejas, el intento de golpe de Estado en el 32) ve que los postulados que los socialistas preconizaban no eran llevados a cabo por parte de los militantes, se pasó al Partido Federal, lo que le acarreó no pocas enemistades. Pues Hildegart en su labor como periodista había denunciado públicamente las contradicciones que encontraba en su anterior Partido, lo que casi nunca sentó bien entre los que antes eran compañeros suyos.

Sin descuidar su labor como higienista, su intensa actividad política comienza a absorberla cada vez más, lo que no es visto con buenos ojos por su madre. Esta estaba detrás de todas las actuaciones públicas de Hildegart, la acompañaba a todas partes, se cree incluso que algunos de los artículos firmados por la hija fueron escritos por la madre. No hay certeza sobre lo que voy a afirmar ahora, pero es lógico pensar que esta situación llegaría agobiar a una joven de dieciocho años. Tanto, que se sabe que Hildegart le llegó a decir a su madre que se iba a marchar al extranjero a vivir su propia vida. Esto, unido a ciertos rumores que apuntaban a una relación amorosa entre Hildegart y un compañero del Partido Federal hirieron profundamente a Aurora, que siempre consideró a su hija un instrumento de su labor redentora, una obra de su potestad.

La mató. Tomó un revólver con el que días antes había estado practicando y, mientras Hildegart dormía (habían discutido la noche anterior) Aurora descargó cuatro tiros sobre el cuerpo inerme de su hija. Era junio de 1933, aún no había cumplido diecinueve años.

Aurora se declaró culpable del crimen desde el primer momento pues estaba bien orgullosa de lo que había hecho. “Yo la creé, así que yo era la única que tenía el poder de eliminarla, lo único que querían todos sus compañeros de política era prostituirla, en sentido figurado y también literal. La maté para salvarla”, podían haber sido sus palabras.

Estas y otras muchas cosas cuenta Carmen Domingo en este libro irregular. A pesar de que la historia es fascinante y que la autora ha llevado a cabo una estupenda labor de documentación no me ha quedado la sensación de tener una visión profunda sobre el tema. No siempre ha sabido redactar todo el caudal de datos y fechas de una forma correcta. Por no hablar del plagio directo de un buen montón de fragmentos pertenecientes al informe psiquiátrico que se hizo a Aurora en Ciempozuelos (resta decir que Aurora estaba loca y que después del juicio y tras un breve paso por la cárcel la ingresaron en un psiquiátrico) y que se incluye como apéndice documental. Que menos que decir lo mismo con otras palabras, o incluso hacer una pequeña valoración personal si no se puede aportar nada nuevo ni objetivo.

Por otra parte, el ritmo de la narración deja en muchos momentos bastante que desear. Para mí un buen escritor tiene algo de músico puesto que debe tener oído y sentido del ritmo, crear melodías, armonías completas, cadencias perfectas. En el caso de Mi querida hija Hildegart, la narración adolece en muchas ocasiones de saltos, de síncopas, que en un texto más barroco tendrían su razón de ser pero no en este que intenta ser clarificador de una serie de hechos bastante complejos.

Como puntos a su favor una correcta impresión de las distintas corrientes de pensamiento y los diversos conflictos políticos que fueron dividiendo a la izquierda y a la intelectualidad de la Segunda República española, y desde luego, un acercamiento apasionado a esta historia que ni entonces ni ahora deja indiferente a nadie.

La referencia bibliográfica es: Carmen Domingo, Mi querida hija Hildegart, Destino, Barcelona, 2008.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Mi querida hija Hildegart (I)



Acabo de terminar de leer una biografía sobre Aurora e Hildegart Rodríguez escrita por Carmen Domingo llamada como el título de esta entrada. Conocí la historia de estas dos mujeres singulares hace unos diez años y desde el principio me causó un gran impacto. Durante un tiempo busqué más información que la que Rosa Montero incluía en su reportaje de El País pero nada encontré (parece mentira pero en el 98, hace tan solo diez años, internet no era algo tan cotidiano en nuestras vidas). Casi las había olvidado cuando, buscando un buen regalo en La pecera, una librería estupenda, pequeña, selecta, encontré un libro de nada menos que 300 páginas sobre mis dos mujeres.

Aurora Rodríguez nació en el Ferrol en 1879. Tuvo una infancia solitaria, encerrada siempre en el despacho de su padre, escuchando las conversaciones entre este y sus amigos intelectuales sobre las guerras de Filipinas y Cuba y leyendo absolutamente todos los libros que había en su biblioteca (derecho, medicina, autores clásicos). Cuando contaba con quince años su hermana mayor tuvo un hijo natural (curiosa manera de llamarlo; parece que el niño hubiera salido de una maceta) y fue Aurora quien se hizo cargo de él. Se volcó completamente en aquel niño y empezó a estimularlo especialmente en relación a la música, al aprendizaje del piano. El niño se convirtió en el entonces muy conocido Pepito Arriola del que se dice fue más precoz que Mozart pues a los dos años ya daba conciertos. La hermana de Aurora quiso en aquel momento hacerse cargo de su hijo, privándola a ella de su cuidado, lo que al parecer afectó muchísimo a Aurora. Sin embargo, una idea se había instalado ya en su cabeza: crear su propia “muñeca de carne” para modelarla y para que pudiera continuar la obra de redención de la humanidad que Aurora ya empezaba a tener en su cabeza.

Así, fue pasando el tiempo y, teniendo Aurora treinta y cinco años, quiso realizar el proyecto que tanto tiempo había meditado. Antes, había seguido leyendo, afirma la autora que de forma desordenada. Madura en su cabeza la idea de que para mejorar la sociedad lo más adecuado sería llevar en práctica la eugenesia. Sobre lo que es esta corriente de pensamiento se explica en el libro:

La eugenesia –ciencia del buen nacer, o de la selección de los nacimientos- era una de las teorías científicas que desde finales del siglo XIX se planteaban los médicos como fórmula de “saneamiento” social. Muchos teóricos europeos y norteamericanos se sumaron a la defensa de la aplicación de estas teorías (…) fueron eugenistas Winston Churchill, Bernard Shaw, J.M. Keynes, Henry Ford, el movimiento libertario ibérico y los nazis alemanes, lo que muestra el amplio abanico ideológico de sus seguidores.

(…) Lo que los eugenistas pretendían era que las sociedades progresaran y mejoraran no solo en la economía, el conocimiento o la moralidad, sino también biológicamente. Para ello había que controlar la reproducción y, con ella, el incremento de enfermedades de transmisión genética facilitando de este modo la procreación de los más aptos y valiosos, y dificultando la reproducción de los ineptos, tarados, enfermos mentales, deficientes, epilépticos, etc. En otras palabras, había que sanear España si se quería que tuviera un futuro “digno”.


Para realizar esta ingente labor de regeneración necesitaba un instrumento que sería la hija que ella concibiera y que tendría que expandir por el mundo sus ideas reformistas. Buscó para ello a su “colaborador fisiológico” (rechazaba de plano cualquier tipo de contacto sexual pues no le reportaba ningún placer, para ella era simplemente un trámite) y quedó embarazada. Una vez que está segura de ello parte a Madrid para llevar hacia delante su plan en la bulliciosa capital. Allí nace Hildegart en diciembre de 1914.

domingo, 16 de marzo de 2008

Es extraña la piel. Es una barrera dulce que nos lleva al cuerpo, al propio y al de otros. Una funda cálida que ofrezco como lugar de descanso a caminantes que yo misma elijo. La mano que tiendo sin llegar.

Es también el lugar de las cicatrices, el de los cortes y la sangre, los olores secretos.

lunes, 10 de marzo de 2008

El hombre más triste del mundo

Ayer me encontré al hombre más triste del mundo.

Pasó entre la gente hasta alcanzar la esquina de la barra y con un gesto breve pidió un whisky. El camarero se lo sirvió sin apenas mirarlo. La música sonaba alta. A su lado un grupo de gente más joven que él gesticulaba y reía.

El hombre más triste del mundo tenía unos enormes ojos verdes que los pesado párpados no podían esconder. Su rostro era enjuto, tenía la piel gruesa. El rictus de la boca era un garabato.

Estaba absorto el hombre, en su whisky y en su pena. Una extraña luz violácea envolvía su figura. La versión acústica de una vieja canción country lo aislaba todavía más de la masa alegre y ajena a él.


Estaba terminando su copa cuando el hombre más triste del mundo me miró. Su mirada honda y taciturna rompió la barrera que lo rodeaba y se puso en contacto con la mía. Me pareció incluso que sus ojos de agua sonreían de alguna forma (una o dos arrugas se habían desplazado).

Y de repente me sentí aliviada porque yo estaba al otro lado, donde la pena no me tocaba, feliz, acompañada. Y sentí pena de la soledad del hombre más triste del mundo.

lunes, 3 de marzo de 2008

viernes, 29 de febrero de 2008

Lucha

(...) "las estrellas se encuentran en el arrebatado firmamento del cielo, los adversos elementos unos con otros rompen pelea, tremen las tierras, ondean los mares, el ayre se sacude, suenan las llamas, los vientos entre sí traen perpetua guerra, los tiempos con tiempos contienden y litigan entre sí, uno a uno y todos contra nosotros".


(...) La bívora, reptilia o serpiente enconada, al tiempo de concebir, por la boca de la hembra metida la cabeça del macho y ella con el gran dulçor apriétale tanto que le mata, y quedando preñada, el primer hijo rompe las yjares de la madre, por do todos salen y ella muerta queda; él quasi como vengador de la paterna muerte. ¿Qué mayor lid, qué mayor conquista ni guerra que engendrar en su cuerpo quien coma sus entrañas?

Fernando de Rojas, "Prefacio" a La Celestina

lunes, 25 de febrero de 2008

Contabilidad

Solo me he declarado a un hombre en mi vida. No fue al que más he querido, ni siquiera al que más he deseado. Estoy segura de que lo hice por demostrarme a mí misma que era capaz de hacerlo, pues era poco probable que él me quisiera. Pero lo hice de todas formas.


Una vez casi amé a una mujer.


Me desearon dos enfermos, dos locos. No se llegaron a conocer entre sí pero, es curioso, tenían la misma mirada, la misma cabeza torcida, además de otras aficiones comunes.


Amé a un músico, a un soldado, a un budista, a un pirata. Amé a quienes otras amaban y eran correspondidas.


Nunca me han amado. O, al menos, ignoro lo contrario.

viernes, 15 de febrero de 2008

Queremos tanto a Julio


El pasado día 12 de Febrero se cumplieron veinticuatro años de la muerte de Julio Cortázar.
Mi relación con Cortázar es ya larga. Lo primero que leí suyo fue el cuentolargo-novelacorta "El persiguidor". Reconozco que entonces no entendí mucho de lo que decía pero el que un saxofonista borracho y genial afirmara que cuando tocaba podía percibir que las cosas tenían "una elasticidad retardada" me impactó totalmente y aún hoy sigue siendo una de las imágenes más fuertes que he recibido vía literatura.
Volví a él unos años más tarde, en una época en la que me era imposible parar de llorar. No solucionó mis problemas leer a Cortázar, ni siquiera lloraba menos. Pero sí me ocurría algo que después no me ha pasado muchas más veces. Cuando por la noche soñaba, las imágenes, las palabras que decía yo o cualquiera que pasara por mi fase rem, eran distintas. No sé explicarlo bien, era como si tuvieran una calidad distinta, similar a la de los relojes de Dalí (probablemente se trate de la elasticidad retardada que él descubrió).
Sea como sea mi historia, la señorita Cure les invita a que, si no lo conocen, intenten alguno de sus magníficos cuentos. Pongo ahora un fragmento de uno de ellos, uno de los que desde el principio más me emocionó (y también años después cuando Isable Coixet lo recoge en La vida sercreta de las palabras).
Perdóneme, la confundí con mamá, tengo tanto frío. Otra vez desviaba la mirada, se volvía a su encono, otra vez me echaba a mí toda la culpa. Lo atendí como si no me diera cuenta de que seguía enojado, me senté junto a él y le mojé los labios con hielo. Cuando me miró, después que le puse agua de colonia en las manos y la frente, me acerqué más y le sonreí. "Llámame Cora", le dije. "Yo sé que no nso entendimos al principio, pero vamos a ser tan buenos amigos, Pablo". Me miraba callado. "Señorita Cora", dijo después, y cerró los ojos. "No, Pablo, no", le pedí, besándolo en la mejilla, muy cerca de la boca. "Yo voy a ser Cora para vos, solamente para vos".
Julio Cortázar, "La señorita Cora", Todos los fuegos el fuego.

lunes, 28 de enero de 2008

Pronombres (II)

Reconstruir el mundo con pronombres
usar palabras que me sustituyan.


Encontrar una serie limitada
de perlas de sabiduría
que digan siempre y callen a un tiempo
sin que nadie pueda acusar de paso en falso o contradicción.
Aplacar las líneas y los labios
para hacer de la identidad
un cálido refugio
compartido con nadie.

Olvidar entonces el propio nombre
y volver a un origen que solo intuyo.
Nacida de la nada que me llama
acorde la carne con el fin
la anáfora me envuelve y protege
en el fondo de un mar cifrado.

Y poder ser quien quiero
puesto que nada quiero ser.
Diluirme quizás
entonar
un himno de pureza sin tormento.

miércoles, 23 de enero de 2008

Madrigal



Tus ojos de ese verde

que no sube la bolsa ni los corceles pastan

-corceles son caballos guerreadores-

Tus ojos

que me cuentan de fértiles inundaciones cíclicas


Aníbal Núñez

martes, 22 de enero de 2008

Muertos

“Yo es que solo leo a gente muerta”, dije.
“Pero ¿a qué muertos?”

Y entonces supe que todo iría bien.

domingo, 20 de enero de 2008

Adiós a Berlín


Después de darle bastantes vueltas, ayer decidí terminar la novela Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood, que había empezado en Navidad.


Antes de empezarla la única referencia que tenía sobre la obra era que era un buen ejemplo de narración aséptica, objetiva, del tipo que luego en los años sesenta desarrollaría el noveau roman; es decir, una novela en la que el narrador "lo único" que hace es recoger la realidad que lo rodea como si llevara una cámara al hombro. No estaba segura de si me atraía o no la idea pero aun así decidí leerla.


La primera sorpresa que me llevé fue que Adiós a Berlín es la novela que inspiró la película Cabaret, cosa que ignoraba por completo. Y lo segundo es que la narración no era del todo aséptica; más bien parecía que el narrador jugaba a la objetividad y jugaba asimismo con el lector, que es algo que me encanta.


Christopher Isherwood recoge la imagen del Berlín bullicioso de los años previos a la Segunda Guerra Mundial. El estilo ágil hace de la lectura un viaje a las calles, clubs y personajes más increíbles del momento (estilo que, por cierto, se ve del todo favorecido por la traducción que hace del inglés nada menos que Jaime Gil de Biedma).


Sin duda alguna el personaje más increíble es el de Sally Bowles, un muchacha alocada y lúcida que actúa dentro y fuera de los clubs de la ciudad. La supuesta cámara la sigue en actuaciones, borracheras, tristezas y risas a lo largo de toda la novela. De hecho, cuando el personaje de Sally desaparece de la novela (algo antes de la mitad de esta) la historia, aunque gana quizás en realismo, decae en la fascinación que desde el principio ejerce sobre el lector.


Sobre la supuesta grabación de la realidad que rodea al narrador reproduzco el siguiente fragmento:


La mayoría de las familias ricas de Berlín vive en el Grünewald; aunque es difícil entender por qué. Sus villas, que abarcan todas las variedades de la fealdad cara, desde la excéntrica foile rococó hasta el funcionalismo del cubo de acero y cristal, se apelotonan en ese pinar deprimente y húmedo. El precio del terreno es fabulosamente caro y muy pocas veces pueden permitirse el lujo de un jardín grande: la mayoría no tiene otra vista que el jardinillo trasero del vecino, cerrado por una alambrada y guardado por un perro de presa. El miedo a los ladrones y a la revolución tiene reducidos a estos desdichados a un verdadero estado de sitio.


De la segunda parte que reproduce la degradación social de un Berlín abocado casi sin salida al final que todos conocemos reproduzco la siguiente anécdota que se cuenta:


Oído en un café: un joven nazi sentado con su novia discute el futuro del Partido. El nazi está borracho.


"Sí, ya sé que ganaremos, de acuerdo", exclama impaciente, "pero no basta". Y golpea la mesa con el puño: "¡Tiene que haber sangra!".


La muchacha le tranquiliza con unos golpecitos en el brazo. Está intentando llevárselo a casa. "Pero claro que la habrá, cariño", le arrulla apaciguadora, "el Jefe lo ha prometido".


Christopher Isherwood, Adiós a Berlín, Seix Barral.

jueves, 17 de enero de 2008

Afirmación del límite. Subo y te cuento (I)


hay situaciones que son insostenibles

querido bruto

- tuerce a la derecha cuando puedas -

deliberada ya la ley en el senado

que nos incapacita

queridísimo bruto

no nos queda más que daga y carretera



la toga se ha quedado enganchada con la puerta

al cerrar

bruto incorregible tira de ella

- antes ha de quitar el seguro y abrir la puerta -

desesperado arranca un trozo



la traición comienza a apoderarse de la manera

que tiene bruto de manejar el volante

siempre preciso

armonioso con el cenicero



Matías Miguel Clemente, Los límites, la garúa, 2007


Este sábado presentación de Los límites en Tomelloso, en el Consejo de la Juventud a las 19:00. Recital poético y musical.

miércoles, 16 de enero de 2008

Eran los mejores tiempos, era la peor época, la edad de la sabiduría, el ciclo de la estupidez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la estación de la Luz, la hora de las Sombras, era la primavera de la esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada había frente a nosotros...

Charles Dickens, Historia de dos ciudades

martes, 15 de enero de 2008

lunes, 14 de enero de 2008

De pelos y dientes

Me cuentan que existe un trastorno de comportamiento que consiste en arrancarse e incluso comerse la cabellera. Se llama tricotilomanía. Todos hemos visto, en el colegio, a chicos y chicas que se chupaban golosamente un mechón de pelo, o que se distraían enrollando unos cuantos cabellos en el dedo y dando tironcitos. Parecía algo bastante algo normal, esto es, una más de esas anormalidades tan comunes, una manía tan corriente como morderse la uñas, pero ahora resulta que ese tic tiene un nombre impresionante y es una enfermedad (...).

Qué asombrosamente raros somos los seres humanos. De entrada, se diría que padecemos una incomprensible tendencia a la autofagia. No solo podemos zamparnos la cabellera, sino también las uñas, los pellejos de los dedos, la carnecilla blanda del interior de las mejillas, los mocos, las esquirlas resecas de la piel de los labios. E incluso nos comemos nuestro estómagos a golpe de úlcera. Esa necesidad que parecemos sentir de devorarnos a nosotros mismos resulta muy turbadora y debe de tener algún significado. Es algo que forma parte de las grandes metáforas de la carne, un mensaje cifrado de este cuerpo nuestro, que es un poeta que duele y mata.

Rosa Montero, El País Semanal (13-Enero-2008).

domingo, 13 de enero de 2008

Esperad que llegue

Un día como hoy no malgastéis palabras
conmigo.
Porque la voz humana únicamente
es eficaz si encuentra
el cauce de un oído que quiera interpretarla.

Un hombre dice a otro:
- Detente,
y quizá
lo detenga.

Pero yo me pregunto:
¿quién le ordena
al viento apaciguarse?¿Quién puede
decirle al mar que cese en su marea?
¿Quién es capaz de detener un grito
a una piedra que cae desde lo alto?


Amargo como el mar,
y desatado
igual que un huracán e irremdiable
lo mismo que una piedra en su caída:
así es mi corazón.
Luego
dejadme.

Un día como hoy nada es posible,
y si es mi suerte lo que os preocupa
guardad silencio y esperad
que llegue
un nuevo día, con el alma en vilo.

Ángel González, Sin esperanza, con convencimiento.

Estás perdiendo la cabeza, Viskovitz

- ¿Cómo era papá? - le pregunté a mi madre.
- Crujiente, un poco salado, rico en fibra.
- Quiero decir antes de comértelo.
- Era un mequetefre inseguro, angustiado, neurótico, un poco como todos vosotros, los machitos, Visko.

Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mamá mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor sino calorías. Gracias, papá, pensé. Sé lo que significa, para una mantis macho, sacrificarse por la familia.

Me detuve un instante, en grave recogimiento, ante su tumba, es decir, ante mi madre, y entoné un miserere.

Al poco rato, como pensar en la muerte nunca dejaba de provocarme una erección, consideré llegado el momento de reunirme con Ljuba, el insecto al que amaba. La había conocido un mes antes, en el matrimonio de mi hermana, que por otra parte era también el funeral de mi cuñado, y había quedado prisionero de su cruel belleza. No habíamos dejado de vernos desde entonces. ¿Cómo había sido posible? Dios me había bendecido con el don más apreciado por nosotros, los mantis: la eyaculación precoz, condición indispensable de cualquier historia de amor que aspire a no ser efímera. La primera semana había perdido solo un par de patas, las raptatorias, la segunda el prototórax, con sus anexos para el vuelo, la tercera...

- ¡No lo hagas, Visko, por el amor de Dios! - empezaron a gritarme mis amigos Zucotic, Petrovic y López, encaramados en las ramas más altas.

Para ellos la hembra era el demonio, la misoginia una misión. Desde la metamorfosis sufrían algún tipo de desviación o disfunción sexual, habían adoptado los votos del sacerdocio y se pasaban todo el santo día mascando pétalos y recitando salmos. Eran muy religiosos.

Pero no había oración que pudiera deternerme, no ahora, que oía el gélido suspiro de mi amada, el sombrío rumor de sus membranas, su fúnebre y burlona sonrisa. Me moví frenéticcamente en dirección a aquellos sonidos, con la única pata que me quedaba, apoyándome en mi erección, esforzándome por visualizar la gloria de sus formas, ahora que no podía verlas porque ya no tenía ocelos, ahora que no podía olerlas porque ya no tenía antenas, ahora que no podía besarlas porque ya no tenía palpos.

Por ella había perdido ya la cabeza.

Alessandro Boffa, Eres un bestia Viskovitz

sábado, 12 de enero de 2008

viernes, 11 de enero de 2008

Homenaje beat (y patafísico)

He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura.

He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la antartura.

He visto a las mejores mentes de mi generación sodomidas por la envitura.

He visto a las mejores líbadas de mi generación tremenidas por la marvitura.

jueves, 10 de enero de 2008

Betta y Sore

El día que decidí cambiar mi nombre por el de Betta fue probablemente el mismo en que Sore llegó a la ciudad. Nunca llegué a saber con certeza si se burlaba de mí cuando, después de habernos cruzado tres o cuatro veces en el Salón Central, se acercó lleno de determinación y me aseguró que una de las primeras cosas que había deseado encontrar en Nuestra Sociedad era una chica con nombre de letra griega. Sin duda, alguien le había dicho cómo me llamaba -allí debían saberlo- pero aún hoy me pregunto quién pudo haber sido, porque yo me llamaba así desde hacía muy poco y casi nadie, excepto Ellos, me conocía.


- Una de las primeras cosas que deseaba encontrar en Nuestra Sociedad era una chica con nombre de letra griega.
- ...
- Alfa, beta, gamma, delta...
- ...

Yo entonces era lo suficientemente firme e insegura como para mantener una conversación a base de silencios. Sin embargo Sore desconocía esto. Sus facciones se endurecieron y por mi cabeza pasó la extravagante idea de que era un infiltrado, o de que no conocía bien las reglas.


Iba a decir algo cuando la música empezó a sonar. Todos los hombres se acercaron entonces al escenario. Decidí hacer lo mismo, aún sabiendo que eso me costaría una buena reprimenda, si no es que Ellos tomaban cartas en el asunto. Sore quedó rezagado y por la expresión de su cara supe que era nuevo y no comprendía mi transgresión porque su rostro no mostró ninguna sorpresa sino más bien desconcierto sobre lo que hacer él mismo en aquel momento.


Nunca más lo volví a ver. De aquel día solo puedo recordarque, abandonándome en la masa, su cara se fue diluyendo poco a poco en mi mente mientras oía cómo Lírico comenzabasu discurso.

miércoles, 9 de enero de 2008


Si has de amarme que sea solamente

por amor de mi amor. No digas nunaca

que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo

de hablar o por un rasgo de carácter



que concuerda contigo o que aquel día

hizo que nos sintiéramos felices...

Porque, amor mío, todas estas cosas

pueden cambiar, y hasta el amor se muere.



No me quieras tampoco por las lágrimas

que compasivo enjugas en mi rostro...

¡Porque puedo olvidarme de llorar



gracias a ti, y así perder tu amor!

Por amor de mi amor quiero que me ames,

para que dure amor eternemente.



Elizabeth Barret Browning