lunes, 9 de abril de 2007
Raíl
la vida pasa entonces como un degradante tren amnésico
se inundan las venas de mapa y no se detiene nadie
a pensar en lo rojas que van las manos tras el cristal
se disparan latitudes en el cuerpo y nadie nadia a nadie
los trenes no están preparados no lo están
para soportar la seda de los enamorados cuando parten
al encuentro
la hebra del amor incalculable que guardan
tanto él como la como los y las adolecen de vía cortada
Matías M. Clemente, Los límites, la garúa, 2007.
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1 comentario:
Uyyy, pero cómo me gustan esos versos, qué cadencia, que sabiduría la suya, que magnifica forma de unir.....tal y tal y tal...muchas gracias de verdad por la reseña, me hace ilusión. Bss
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