domingo, 21 de octubre de 2007

Dorada y gótica Lessing

Fue el peor año de su vida para Harriet y no podía preocuparse de que la gente los eludiera. Cada día era una larga pesadilla. Cuando se despertaba por la mañana no podía creer que consiguiera llegar hasta la noche. Ben siempre estaba levantado y había que estar constantemente pendiente de él. Dormía muy poco. Se pasaba casi toda la noche de pie en el alféizar de la ventana, mirando el jardín y, cuando entraba Harriet, se volvía y le dirigía una larga mirada fija, extrañada, paralizante: allí agazapado, en la semipenumbra del cuarto, parecía realmente un pequeño gnomo o un duende.

Doris Lessing, El quinto hijo.

Este fin de semana he estado leyendo a la premio nobel de Literatura Doris Lessing, a quien hasta el momento apenas conocía de oídas. El quinto hijo se deja leer muy bien y realmente no pensaba que el arranque de una novela de una mujer tan politizada y feminista (según me sonaba a mí) iba a tratar de una pareja que en plena revolución sesentera decide formar una familia numerosa de las de antes.

Si no dejé de leer a las quince páginas fue porque:
a) Realmente está muy bien escrita
b) Tampoco tenía nada mejor que hacer

La novela sorprende porque, lo que me parecía que iba a ser la narración del proceso de liberación de esas pobres gentes cargadas de hijos y parientes en su casa victoriana, se transforma en una novela gótica cuando nace el quinto hijo de la pareja. Ni siquiera al final del libro el lector está seguro de si Ben es sobre o infra natural, si es un trasgo o simplemente tiene algún problema genético. Aunque lo realmente interesante es cómo el lector absuelve totalmente a Harriet cuando todos los demás la acusan de romper la familia en su intento de prolongar la vida de Ben.

Interesante la revisión que hace de valores tradicionales como la familia o la maternidad y especialemente cómo retoma determinados elementos pertenecientes a la tradición del relato gótico y los inserta en el escenario de la sociedad contemporánea, un poco en la línea de La música del azar de Paul Auster o Diccionario de nombres propios de Amelie Nothomb.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jo! acababa de escribir mi comentario y se me ha cerrao el recuadro, caca! q digo q me gusta ver tu páginica activa otra vez y q me parece interesante el libro q recomiendas, así q voy a pasar de releerme el tenorio y me lo cojo ya.