jueves, 10 de enero de 2008

Betta y Sore

El día que decidí cambiar mi nombre por el de Betta fue probablemente el mismo en que Sore llegó a la ciudad. Nunca llegué a saber con certeza si se burlaba de mí cuando, después de habernos cruzado tres o cuatro veces en el Salón Central, se acercó lleno de determinación y me aseguró que una de las primeras cosas que había deseado encontrar en Nuestra Sociedad era una chica con nombre de letra griega. Sin duda, alguien le había dicho cómo me llamaba -allí debían saberlo- pero aún hoy me pregunto quién pudo haber sido, porque yo me llamaba así desde hacía muy poco y casi nadie, excepto Ellos, me conocía.


- Una de las primeras cosas que deseaba encontrar en Nuestra Sociedad era una chica con nombre de letra griega.
- ...
- Alfa, beta, gamma, delta...
- ...

Yo entonces era lo suficientemente firme e insegura como para mantener una conversación a base de silencios. Sin embargo Sore desconocía esto. Sus facciones se endurecieron y por mi cabeza pasó la extravagante idea de que era un infiltrado, o de que no conocía bien las reglas.


Iba a decir algo cuando la música empezó a sonar. Todos los hombres se acercaron entonces al escenario. Decidí hacer lo mismo, aún sabiendo que eso me costaría una buena reprimenda, si no es que Ellos tomaban cartas en el asunto. Sore quedó rezagado y por la expresión de su cara supe que era nuevo y no comprendía mi transgresión porque su rostro no mostró ninguna sorpresa sino más bien desconcierto sobre lo que hacer él mismo en aquel momento.


Nunca más lo volví a ver. De aquel día solo puedo recordarque, abandonándome en la masa, su cara se fue diluyendo poco a poco en mi mente mientras oía cómo Lírico comenzabasu discurso.

2 comentarios:

rata perezosa dijo...

Pobre Sore. Parece que anda un poco despistado.

Espero que cuentes algo más sobre Ellos.

Madame X dijo...

Sí, eso mismo estaba pensando yo. Nos has dejado con la miel en los labios con este misterioso relato.

... X